Por Washington Cabello
El ex director de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), bajo la dictadura del general Augusto Pinochet, falleció en el Hospital Militar, donde se encontraba padeciendo de diabetes, cáncer, hipertensión y leucemia, desde julio del pasado año.
Manuel Contreras, quien contaba con 86 años de edad, estaba condenado a más de 520 años de cárcel por diversos crímenes de lesa humanidad.
La dirección del Centro de Salud, familiares, Gendarmería y el gobierno confirmaron sobre su deceso.
Contreras se encontraba recluído en el penal de Punta Peuco, a donde fue llevado cuando el Presidente Sebastián Piñera, decidió cerrar el recinto penitenciario Cordillera, de donde era trasladado periódicamente hasta el centro asistencial militar para someterse a diálisis.
Este perpetró los crímenes más horrendos del régimen de Augusto Pinochet. El “Mamo”, como se le conoció, fue una pieza central en el diseño del terror y en el círculo íntimo del dictador.
Estos fueron mas allá de la frontera chilena, porque este sanguinario fue pieza clave en la creación e implementación de la denominada “Operación Cóndor”, que consistió en la coordinación de los organismos de represión e inteligencia de las dictaduras militares del cono sur –Chile, Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay- para detener e intercambiar miembros de la oposición a los respectivos regímenes, en la década de los 70. Se constituyó así una banda clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado mediante el secuestro, asesinato y desaparición de dirigentes políticos y luchadores sociales.
En septiembre de 2013, en el marco de la conmemoración de los 40 años del Golpe Militar, Contreras dio una entrevista a CNN Chile en la que aseguró que la DINA no estuvo involucrada en torturas, agregando que la Presidenta Michelle Bachelet junto a su madre Angela Jeria, «nunca estuvieron en Villa Grimaldi».
El mayor dolor de las familias de las víctimas del régimen es que se murió sin contar toda la verdad y, que hasta el último día, guardó lealtad con Pinochet, salvo pequeños episodios, como cuando deslizó el vínculo con el narcotráfico y los hijos de su jefe.